El alojamiento web es una parte importante dentro de un proyecto, ya que es uno de los factores que afectarán a la velocidad de carga, la seguridad del sitio, la facilidad para gestionar archivos, etc.
Al igual que en el resto de elementos del proyecto web, es importante elegir el servicio que mejor se adapte al presupuesto y las necesidades del negocio.
El alojamiento de una web, es el lugar donde se guarda o se hospeda para que esté visible en Internet.
Un ordenador encendido las 24 horas y conectado a Internet, llamado host o servidor, almacena el sitio web y lo mantiene accesible, normalmente a través de un nombre de dominio.
Un servicio de alojamiento web, se caracteriza por ofrecer numerosos servicios relacionados con un proyecto web, tales como el correo, el acceso por FTP, etc.
Como ocurre con los PCs u ordenadores portátiles, las prestaciones y rendimiento, mejoran a medida que aumenta el precio del equipo.
En el caso de los servidores utilizados para el alojamiento web, al estar siempre conectados y tener una actividad muy superior a un PC doméstico, los precios de los recursos (como CPU, RAM, Disco duro, etc), suelen ser más elevados.
Un servidor virtual privado o VPS, es una partición virtual a la que se le asignan unos recursos de un servidor físico.
De esta forma, de un único servidor físico, se pueden obtener N servidores virtuales independientes, con diferentes recursos y configuración.
Con esta técnica, podemos simular un servidor físico o servidor dedicado, a un precio muy inferior.
Por ejemplo, de un servidor dedicado con 6 cores, 6GB de RAM y 300GB de disco SSD, se pueden obtener 3 VPS de 2 cores, 2GB de RAM y 100GB de disco cada uno, aunque también pueden tener diferentes recursos, dentro de las capacidades del servidor físico.
Gracias a que cada servidor virtual funciona como un servidor independiente, cada uno podrá tener un sistema operativo y una configuración diferente personalizada para cada proyecto.
Un hosting o alojamiento compartido es un servicio de alojamiento, en el que todos los sitios web comparten sistema operativo, configuración y recursos como la IP, el procesador, la memoria RAM, etc.
Esto quiere decir, que si un sitio web satura o agota ciertos recursos, el resto de webs se verán afectadas.
Si bien se puede crear cuentas de hosting o pequeñas personalizaciones diferentes dentro de un mismo VPS, las páginas web alojadas dispongan de menos flexibilidad de configuración que las alojadas en un VPS.
Dependiendo de la infraestructura que tenga la empresa de alojamiento web, en cada máquina física o virtual (VPS), habrá alojados decenas, cientos o miles de sitios web.
Los alojamientos compartidos, cuentan con una configuración adicional que limita los recursos del VPS, de forma que una web no pueda ocupar toda la máquina, perjudicando al resto de sitios.
Esta configuración persigue que haya "justicia" entre los recursos que están consumiendo los sitios web y que unos sitios no perjudiquen a los demás.
Hay limitaciones como el tráfico web u otros aspectos, que no tienen los VPS, ya que se cuenta con el 100% de los recursos.
Los alojamientos web compartidos, suelen llevar configuraciones de seguridad especiales, en función del tipo de web que llevan alojadas.
No obstante, cada usuario tendrá una web diferente, con posibles vulnerabilidades que pueden afectar al resto de sitios.
Alojar una web en un VPS y configurar la seguridad de forma específica para ese proyecto, sin que otra web añada agujeros de seguridad, aumenta considerablemente la seguridad.
Recursos compartidos, ancho de banda compartido y una configuración genérica, supone peor rendimiento que todo lo anterior en exclusiva para un solo proyecto.
Webs complejas, tiendas online con muchos productos o sitios web con mucho tráfico, deberán contar con mayor rendimiento para evitar una experiencia de navegación deficiente.
Los planes compartidos, suelen llevar una configuración por defecto, en la cual se podrán hacer pocas modificaciones.
No será posible instalar librerías o aplicaciones, como sí puede hacerse en un VPS.
El VPS se podrá configurar de la forma más efectiva parar que la web tenga el mejor rendimiento.
Pero ojo, esto puede suponer un problema, ya que una mala configuración puede provocar peor rendimiento que un alojamiento compartido bien configurado.
Es importante diferenciar entre un VPS administrado y un VPS no administrado, ya que el segundo será como un ordenador nuevo recién comprado, y sin los debidos conocimientos y experiencia, el resultado será un servidor virtual lento y desaprovechado.
Con ambos servicios, pueden aumentarse los recursos asignados a medida que el proyecto crece.
Pero por mucho que se aumenten los recursos, o se cambie a un plan más caro, hay factores y características de los alojamientos compartidos que se seguirán manteniendo.
Es por esto que no suelen existir planes de hosting compartido con muchos recursos, ya que los proyectos que necesitan tales características, necesitarán también la seguridad y beneficios que sólo ofrecen los VPS.
El factor clave. Como con todo, lo bueno se paga. En cada proyecto web se deberá estipular qué inversión merece la pena realizar.
Cuanto mayor sea la inversión, mejor cubierto estará el alojamiento de la web.
Como en otras inversiones del proyecto, elegir sabiamente será un factor importante en el éxito del proyecto.
En base a lo anterior, recomendamos contratar un alojamiento web compartido para:
Por el contrario, recomendamos un servidor virtual privado o VPS para: